Según
una encuesta realizada por el Observatorio de la Convivencia Escolar
de la Universidad Católica Argentina, indicó que 1 de cada 4
alunmos entre 10 y 18 años manfestó tenerle miedo a alguno de sus
compañeros y 1 de cada 3 entre 12 y 15 años.
Estos corresponden a los últimos datos sistematizados y disponibles en la Argentina sobre Bullying hecho en 2011. Se trató de un estudio sobre más de 10.000 mil chicos de entre 9 y 18 años de escuelas primarias y secundarias de la provincia de Menzoza. Hay que remarcar que nuestro país, carece de estadisticas consolidas que permita diseñar politicas públicas de prevención.
En este sentido el Lic. Alejandro Castro Santander, coordinador y creador en 2006 del Observatorio refiere, "Hoy, aquellos que deseamos conocer qué está pasando, debemos estudiar más sobre violencia escolar y conversar con los chicos.para definir estadísticas, otro problema es la gran cantidad de criterios e instrumentos para medir violencia. Si no nos ponemos de acuerdo, seguiremos teniendo muchos datos distintos que sóo confunden a los principales actores institucionales para la prevención: docentes y directivos acompañados por las familias”.
Entre los datos que se obtuvo de la encuenta, unos de los más alarmante es que el %40 de los chicos que sufre algún tipo de violencia lo dice. Y agrega Castro Santander que “en general es más fácil detectar este tipo de casos en los más chiquitos por que los hablan con los padres o docente. Pero los Púber y adolescente generalmente lo callan porque se comunican cada vez menos con los adultos”.
Las conclusiones del estudio realizado por el Observatorio de la Convivencia Escolar de la UCA en conjunto con la Dirección de Escuelas indican que:
Frente a la violencia indirecta el 46% dice sufrirla a veces y el 11% mucho.
En las edades más tempranas interviene más lo físico directo y lo verbal, mientras que en el secundario se transforma en indirecto -murmuraciones, amenazas, robos- y lo social -rechazo y aislamiento-, algo muy preocupante ya que la aceptación en el grupo es crucial.
El 32% dice sufrir a veces agresiones físicas y el 62% agresiones verbales.Aunque también hacen autocrítica: el 62% confió haber maltratado a suscompañeros a veces y el 6% continuamente.
Los maestros y padres son los últimos en enterarse del problema. Ante reiterados hechos de violencia, el 57% de los niños se calla y del resto, el 70%, se lo comunica a sus amigos, después a los padres y finalmente al docente. Esto hace que se incremente su invisibilidad y sea tan difícil de prevenir.
El 97% de los docentes manifestó que actualmente existen situaciones de violencia en las escuelas.
El 37% reconoce sentirse desmotivado con respecto a su tarea docente.
El 78% cree que las dificultades en el desempeño del trabajo afectan su salud.
Otro aporte que el estudio arrojó, fue las nuevas modalidades de violencia y acaso, a traves del uso de los celulares y internet. Se ha detectado como se se ejerce el maltrato y de manera indirecta mediante SMS, mail anónimos, paginas Web difamatorias o via YouTube. Todos estos canales cada vez son más habituales y se han convertido en una de las herramientas más utilizadas por los abusadores o acosadores, a la hora de de hostigar y burlarse de sus compañeros, haciendo uso del anonimato que les puede propocionar la telefonia y la red de Internet.
Por su parte, se calcula que un 50% de los padres sabe que sus hijo tienen acceso a internet, pero sólo el 20% ha establecido normas para asegurarse de que los menores hagan buen uso de esta herramienta, mientras que un 40% asume que no establece ninguna regla.
Por el último el Lic. Castro Santader entiende que es necesario tener en cuenta para contrarrestar ésta problemática:
Un enfoque integral y un sostenido compromiso político y financiero apoyado en una sólida investigación y en legislación explícita;
formación docente y planes de estudio inclusivos que promuevan los derechos humanos y una ciudadanía reflexiva;
la mejora del clima escolar y las habilidades socioemocionales, que permitan que la víctima y los testigos puedan "efectivamente" denunciar sin miedo lo que sucede, y el agresor repare no sólo el daño sino también las relaciones.
En fin, un trabajo coordinado entre docentes, padres, escuelas y comunidad, donde los adultos, sean ejemplo a través de sus propias conductas.